El Parque

El Parque Nacional Corcovado es un pequeño territorio selvático de 46 mil hectáreas, ubicado en la Península de Osa, Costa Rica; pero su diversidad biológica es tan grande, que no hay, en el mundo, otro sector de sus dimensiones que lo iguale o se le parezca.
Es el último bosque tropical húmedo del Pacífico de Mesoamérica, una selva con árboles de hasta 70 metros; ríos y cascadas; playas de ensueño, interminables; y mar azul infinito.
Hábitat de 140 especies de mamíferos: felinos, como el jaguar, el puma y el ocelote; primates como el mono aullador, el tití, el araña y cariblanco; osos perezosos y hormigueros, chanchos de monte en manada y dantas solitarias.

Trescientas sesenta y siete especies de bullangueras aves multicolores, como las guacamayas, los loros, las garzas y las lechuzas; 100 especies de reptiles; y miles de animalitos más, entre anfibios e insectos… El paraíso terrenal.
El Parque Nacional Corcovado fue creado por Decreto N° 53-57ª del 24 de octubre del 1975, como parte de una serie de iniciativas orientadas a proteger la Península de Osa, de la progresiva devastación derivada de la explotación indiscriminada de la madera y la propagación de fincas agrícolas y ganaderas.
Cuenta con una superficie de más de 46 mil hectáreas: 42.560 hectáreas terrestres y 3.354 hectáreas marinas. El clima es cálido, lluvioso y muy húmedo, y si bien hay sectores (como Agua Buena) donde la estación seca es de apenas dos semanas anuales, a título general puede decirse que la temporada de lluvias se prolonga desde mediados de abril hasta mediados de diciembre.
Las variadas características climáticas se explican en su ubicación territorial, la topografía y la influencia de diversas corrientes de aire; y la abundancia y asombrosa diversidad de especies biológicas derivan de una vegetación tan variada, que los científicos han agrupado en trece ecosistemas principales.

Más de la mitad del Parque está formado por bosque de montaña; pero también hay manglares, bosque de pradera, bosque aluvial de planicie, bosque de pantano y lagunas, playa y mar.
En torno al Parque Nacional Corcovado existen pequeños poblados, que han visto en el ecoturismo la fuente de ingresos agotadas o deficitarias generadas por otras actividades. Entre ellos, están: Rincón de Osa, La Palma, Dos Brazos de Río Tigre, Sándalo, Puerto Jiménez y Carate, por en la colindancia del Golfo Dulce, y El Campo/Agua Buena, Rancho Quemado, Drake, Los Planes y San Pedrillo, por la costa occidental.
Pero en las cercanías también hay otras áreas protegidas, como el Refugio de Vida Silvestre Piedras Bancas (59 ha); la Reserva Forestal Golfo Dulce (61.701 ha); el Refugio de Vida Silvestre Punta Río Claro (246 ha); el Humedal Lacustrino Pejeperrito (46 ha.) y el Refugio de Vida Silvestre Forestal Golfito S.A. (86 ha.).
En este ambiente, que ha sido objeto de estudio de centenares de investigadores y científicos y concebido como “el lugar más intensamente biológico de la tierra” (un sector del Parque) y “el mejor parque natural del mundo”, por una revista del prestigio de National Geographic, se desarrolla una cultura de fraternidad con la naturaleza.
Hoy, el Parque Nacional Corcovado no sólo es un maravilloso laboratorio viviente; es una generosa fuente de ingresos dispuesta a recompensar a quienes la protejan, y un modelo para todas las sociedades del mundo interesadas en la conservación del Planeta Tierra.